martes, 17 de junio de 2025

El último mono

 


"Hasta los huevos de estar siempre perdiendo"

 

Hacía tiempo de mi última reflexión por escrito, pero atrapado en este puto mundo digital de mierda y ante la basura de la actual situación política, gobernados por el sueño de mis padres hecho realidad, ese socialista revanchista, que se cree poseedor de la Verdad, que por el mero hecho de ser socialista se cree con derecho a opinar e insultar a aquellos con unas ideas diferentes, esa pesadilla con la que tuve que convivir desde mi infancia hasta los veinte siete años que me marché de casa de mis padres. Una auténtica mierda, creía que había dejado todo eso atrás pero por desgracia el sueño de mis padres se ha hecho real, y si no paramos esta mierda, la salida será una nueva puta guerra civil, otra vez a matarnos entre nosotros mientras los que la han provocado huirán como las ratas cobardes que son.

 

Lamentablemente estas conductas se van instaurando en nuestro día a día, y conforme pasa el tiempo más consciente soy de que cada uno va a la suya, que lo único que realmente importa es lo que a cada uno se le mete en la cabeza, pero si todos actuamos igual los daños colaterales son muchos. Y cuando decides no actuar de esa manera, cuando decides ayudar dentro de tus posibilidades, de hacer aquello que Espada Rota decía de "que el dolor de uno es insignificante ante el dolor de muchos" te das cuenta de que acabas siempre siendo el último mono. Todo el mundo se cree con derecho a todo, todos intentan decirte lo que debes hacer, pensar, creer, pero luego todos andan por ahí haciendo miles de cosas, ansiosos por no llegar a todo, enfadados por lo que los demás no les comprenden, cuando lo que quieren decir en realidad es que los demás no hacen lo que ellos quieren.

 

 

Invisible para los demás excepto cuando te necesitan, y como no te ajustes a sus necesidades, ya sabes lo que hay....¡Bronca! Acusado de ser poco empático, acusado de ser un tipo raro, acusado de estar siempre serio y callado, acusado a fin de cuentas de no ser como un perrito al que dejas solo en casa y cuando llegas a casa sale a recibirte meneando la colita. ¡Vaya panorama! Los Baldíos de Logan y Clint convertidos en algo real a excepción de que la tierra no es yerma, hay de todo pero nadie tiene nunca suficiente.

Lo bueno de vivir en el ostracismo, y lo de bueno es en sentido irónico, es que ves la Realidad compartida desde otro punto de vista. Para los desheredados, para aquellos que pagamos y no recibimos nada a cambio, bueno nada a cambio no, recibimos acusaciones, desprecios, olvido, calumnias...la mayoría de estas acciones siempre por la espalda, signo de la Valentía que puebla estos putos tiempos digitales, las palabras han dejado de tener sentido. Las acciones valen más y somos conscientes de que ningún esfuerzo nuestro se verá recompensado, tan sólo nos demandarán más y más esfuerzo, como si fuésemos hijos de Sísifo y nos jalearan a seguir arrastrando todas las piedras posibles.

 



 Siempre toca perder. Esta es la lección de Los Baldíos. Nadie te valora, nadie te aprecia más allá de la utilidad que proporciones. Una auténtica desesperanza, y aún así, encuentro la suficiente belleza en la Vida para seguir luchando, encuentro el suficiente ánimo en las lecciones de viejos Maestros que dan fuerzas para tirar para adelante. Una lección, aquella de Espada Rota, que para algunos es un bonito sueño por el que seguir dando por culo. Con el ejemplo, no con el postureo, con la acción y no con verborrea.

 


 

viernes, 25 de abril de 2025

En tiempos de guerra





 Decía Robert E. Howard que la civilización era un capricho circunstancial ajeno a la Naturaleza y que al final la barbarie siempre prevalece. Palabras escritas en los tiempos de la Gran Depresión donde los banqueros y políticos que habían provocado el crack del '29 se afanaban por coger todo el dinero que quedaba después de dejar al pueblo en la miseria...¿qué curioso, verdad? ¡La Historia tiene esa costumbre de repetirse una y otra vez! 

Ahora nos encontramos en circunstancias parecidas previas a la Gran Depresión. La inflación sube cada vez más, nuestro dinero vale cada vez menos, todo está más caro que hace veinte años antes de la crisis del ladrillo de 2008, y para postre, ahora nos quieren vender la moto que en el año 2030 el malvado Vladimir nos invadirá, como si todo fuera un gag del genial humorista Gila con aquello del teléfono y "¿Es el enemigo?¡Que se ponga!¡Que digo yo que a ver si a eso de 2030 os viene bien atacar, es que a nosotros nos viene muy mal!". Mentiras anunciadas por una señora cuyo marido se hizo de oro con la pandemia, que antes defendía a los lobos hasta que le mataron a su pony, y ahora nos incita a ir a una guerra a la cual ni ella, ni nadie de su familia irá, tan sólo se dedicarán a recoger los beneficios que generen, y la muerte del pueblo les da igual, para ellos tan sólo somos meros utensilios molestos de usar y tirar.
 
 

 En los años posteriores a la Gran Depresión surgió la figura del ladrón de bancos, el anti héroe que robaba a los poderosos el dinero que habían robado del pueblo, y creo que en estos tiempos necesitamos de esta clase de anti héroes que se dedique a joder a aquellos que día sí y día también nos están jodiendo, y encima nos insultan y nos llaman mentirosos cuando hacemos eso de pensar por nosotros mismos y no creernos las mentiras de su propaganda. ¿Qué pasó con el comité de expertos de la Pandemia?¿Qué pasó con aquello de que en España no habría más allá que uno o dos casos del Coronavirus? ¿Ha pedido Broncano disculpas por salir aporreando el bombo cantando Coronavirus oé, Coronavirus oá?
 
 
Escoria, nos gobierna escoria corrupta hasta el tuétano, empobreciendo nuestras vidas, mentes y corazones. Bastardos, seres de la peor calaña, que a base de putas y farlopa, se ríen de todos nosotros. Es el tiempo de los anti héroes, de aquellos héroes a los que los influencers critican porque no son luminosos, no son guays. Una noticia para ellos, ¡Mira quién nos gobierna, mamón!
 
 

 
Facha, ahora te llaman facha, mientras todas las doctrinas y conductas del fascismo las ejercen ellos: censura, control del dinero, control del pensamiento, pensamiento único, control de las conductas de la gente....La auténtica broma cruel del Comediante hecha realidad, un mundo gobernado por los hijos e hijas de Ozymandias, un mundo superficial, mediocre, lleno de maldad, donde todos se preocupan por dejar un mundo más bonito pero que será gobernado por auténticos y auténticas hijos e hijas de puta. 
 
Contra todo eso...luchar, resistir, batallar, pelear....¡Hasta la victoria final!
 
 
 

 

domingo, 19 de enero de 2025

¿Quién se acuerda de la tarta de cumpleaños de Alfred?

 


La Vida no deja de enseñarnos, querramos o no, estemos preparados para ello o no, la Vida siempre nos está enseñando algo. Es curioso que conforme vas cumpliendo años te vas dando cuenta que muchos de los sueños que tenías en tu niñez son totalmente distintos en tu vida adulta. Las lecciones que te enseñaban de crío sobre que el trabajo tiene su recompensa, aquello que si te portas bien te irá mejor en la Vida, pasado el medio siglo de edad descubres que son verdades a media, y en esa media verdad aparecen otros escenarios que de niño jamás hubieras imaginado. 

Cuando eres un niño sueñas con ser el protagonista de la historia, todos veíamos en el cine a Christopher Reeve haciendo de Superman y todos queríamos ser como él, queríamos ser Superman. Los personajes secundarios como Ottis, Jimmy Olsen, Perry White, eran actores de relleno en los que pocos parábamos la atención...¡el que molaba era Superman! En las películas de Batman sucedía lo mismo, todos queríamos ser Batman, luchar contra el crimen, salvar a la chica,ser el héroe de Gotham, Alfred, el comisario Gordon y el resto de policías eran el relleno de la historia de Batman. 

Así que creces con ese sueño, con ser el protagonista de la historia, pero después la Vida, poco a poco te va enseñando que no todos podemos ser los protagonistas, que el Destino de muchos de nosotros es terminar siendo uno de esos actores y actrices que rellenan la historia del o de la protagonista.



Estar en un segundo plano, saber que la historia que se narra no va de tí, que tu papel es estar ahí para darle más empaque a la historia del protagonista, no siempre es algo fácil de digerir, más si cabe cuando has puesto empeño en por lo menos ser protagonista de tu vida, pero como he citado anteriormente la Vida te enseña quieras o no.

¿Cómo terminas siendo Alfred?¿En qué momento pasaste se ser Batman a ser Alfred? Una difícil respuesta porque no es algo que dependa de un sólo factor, sino de varios factores y no necesariamente tienen que darse todos en un mismo periodo. Lo normal es que sea la suma de una serie de factores que se van produciendo diseminadamente en el tiempo, al principio pueden parecer casi imperceptibles, pero llega un día de esos en que todos esos factores se juntan y de pronto eres consciente de la situación en la que vives. La primera reacción es la más obvia y es preguntarte ¿Cómo he acabado aquí?¿En qué momento se torció todo y terminé siendo lo que soy? Miras hacia atrás sin encontrar una respuesta que te aclare algo, más bien, esa mirada al pasado se parece más a observar un banco de niebla que a otra cosa, todo permanece en una bruma y el presente te exige que cumplas con el papel al que has sido asignado.




¿Habrías hecho algo diferente de saber tu Destino?¿Habrías aceptado tu Destino sabiendo lo que te esperaba?¿Realmente crees que podrías haber cambiado algo? Esas preguntas están en tu cabeza pero la edad, el paso del tiempo y las experiencias vividas te han enseñado que no tenías opción. Tu personalidad se crea en tus primeros años de vida y una vez se crea nada en este mundo podrá cambiarla, ni nadie por mucho que se empeñe. Si decidiste ser un buen tío, si aprendiste que perseguir un Sueño a costa de los demás no iba contigo, si en algún momento del Camino entendiste que estar solo centrado en uno y en sus metas a tí no te convencía, que habían más personas alrededor y que alguien tenía que ocuparse de ellas, entonces tu Destino se fue sellando poco a poco, con cada experiencia vivida al lado de personas que luchaban por brillar, sin darse cuenta que su brillo ensombrecía la Vida de los demás.


La Vida y el Tiempo son dos grandes Sensei, no dejan de enseñarte, pero sus enseñanzas están más allá de lo bueno o lo malo. Algunos dicen que todo ocurre por un propósito y que es nuestro deber descubrir cuál es ese propósito. La verdad es que no lo tengo tan claro, tampoco soy ningún sabio o erudito, no me atrevo a decir que todo ocurre por un propósito, realmente no tengo ni idea. Lo único que he aprendido es a ser fiel a mi mismo, a saber que no todos pueden ser excepcionales, que algunos hemos decidido quedarnos en un segundo plano, trabajando, ayudando en lo que podemos y que nuestra única recompensa es la crítica constante sobre las cosas que no hicimos. Nadie valora nuestras acciones pero todos critican lo que se nos olvidó, lo que nos ordenan y no hicimos, lo que hacemos porque ¡Hay que ver, cómo eres!¡Te has embrutecido con el paso del tiempo!¡Antes no eras así!



Una vida de servicio sin ninguna recompensa,pero lo bueno es que descubres que no necesitas recompensas, al menos para tí. Cuando has sido testigo de las acciones del Ego, cuando has convivido con él, cuando has sido eclipsado por el Ego de los demás, descubres que tu mayor recompensa está en ayudar a los demás. Tú ya no importas, Tú estás ahí para lo que fuiste decidiendo todo este tiempo, Tú estás ahí para ayudar en lo que puedas, una vida de servicio sin ninguna recompensa. Te han triturado tanto que al final descubres que no quieres nada para tí, que tu éxito es ver como los demás consiguen lo que se proponen. 


A fin de cuentas eso es lo que significa ser un samurai, a fin de cuentas es lo que Alfred siempre nos enseñó. Celebras los cumpleaños de otros pero ¿quién se acuerda de la tarta de cumpleaños de Alfred?






Félix

jueves, 2 de enero de 2025

Frío interno

 



Casi 32 horas después de mi baño en la piscina y la sensación de frío interno sigue conmigo. A pesar de encontrarme bien sigo con la sensación de frío que empezó a producirse una hora después del baño, pero lo cierto es que a nivel de mi estómago me encuentro mucho mejor, posiblemente por la actividad propia del día, ya que desde hace tiempo descubrí lo mal que me sienta tanto física como mentalmente la inactividad. 


Hoy estaba escuchando un podcast donde hablaban acerca del aislamiento y cómo favorece a que aparezcan emociones y pensamientos negativos, y he pensado que la inactividad puede influir también en estas emociones y pensamientos negativos, pero claro está, esto tan sólo es una suposición. Puede que de alguna manera esté buscando una explicación al por qué de mi situación, donde suelo acabar bastante hastiado de estar con la gente y parece que el Vacío y la Soledad se hayan convertido en una especie de parada intermedia. Tal vez se deba a estos últimos cuatro años, donde me he visto reducido a entrenar en un espacio limitado de apenas 18 metros cuadrados, al hecho de pasar de ser instructor de Aikido a nada, al hecho de saber que debería aportar algún tipo de beneficio en la Escuela donde entreno y no lo hago, al hecho de comprobar que a pesar de mi esfuerzo todo ha sido para nada, no lo sé a ciencia cierta, pero a buen seguro que todo esto influye bastante, más de lo deseado.



Llegas a una cierta edad y te das cuenta de que has dejado de ser alguien relevante. Tu aportación únicamente se debe a que hagas lo que te han pedido, y hagas lo que hagas, siempre va a haber algún tipo de reproche, alguna queja sobre algo que dijiste o no dijiste, hiciste o no hiciste, pero nunca volverás a disfrutar de esa sensación de haber hecho algo bien, todo el mundo protesta, todo el mundo te critica, pero tienes que seguir siendo el tío de la silla, el ayudante de atrezzo del protagonista, o de los protagonistas, pero tu papel ha quedado relegado a un mero actor de relleno.


Te preguntas, ¿y cuándo pasó todo eso?¿En qué momento acabé siendo el mono de feria que soy hoy?¿Cómo hemos acabado así? En mi caso no tengo una respuesta clara, excusas muchas, pero una respuesta que explique todo esto ninguna. El mundo en el que creía se desvanece día a día, la Justicia en la que creía no existe, los malos salen impunes de sus fechorías y ahora ya ni se preocupan en ocultarlas, les da igual que les pillen ya que saben que no va a pasarles nada. La gente los idolatra, los defienden e incluso discuten por ellos entre familias, rompiendo así nuestro más sagrado nexo. 


¿Para qué seguir?¿Para qué continuar entrenando?¿Para qué intentar ser mejor cada día? Nadie reconoce tu esfuerzo, nadie sabe nada de tí, lo único que quieren es tu dinero, que pagues lo que mandan sin pensar, sin rechistar, que no pienses y que te mantengas en lo que hacen todos los demás.




Los demás, los demás, los demás....¡pero resulta que no soy los demás!¡Soy una persona con unos sueños, con unos valores que lejos de estar obsoletos son más necesarios que nunca! Esta época de narrativas instaurada por personas que nunca han pegado un palo al agua, esta época de tramposos que medran en las instituciones para sacar réditos económicos y personales, esta época de pensamiento polarizado, de 1 y 0, es una puta mierda. 


Cuando era crío me enseñaron que cada uno debía pensar por sí mismo, y en muchas historias entendí el valor de la Libertad, que va mucho más allá de lo que los políticos nos quieren hacer creer. La libertad con condiciones no es Libertad, tan sólo es una máscara de la Esclavitud. Libre significa Libre, sin ataduras, sin esto sí y esto no. Hoy en día la mayoría quiere crear sus propios cotos, sus corralitos donde ellos sean los reyes. El respeto por los que nos precedieron desaparece y se impone el aquí y ahora.



Y aún así, a pesar de toda esta mierda, sigo luchando, sigo batallando, ajeno a lo que digan o piensen de mí...un bicho raro entre la multitud.




miércoles, 1 de enero de 2025

Primer día del año, primer baño en la piscina

 




Primer día del año y ayer en la cena de Nochevieja mi esposa me comentó en broma que el día de Año Nuevo podíamos ir a la playa a pegarnos un baño. Respondí que me parecía una idea genial pero al poco rato ella insistió en que era broma. El resto de la noche fue muy bien, cenando en familia, viendo el especial de José Mota y desafortunadamente teniendo que ver las campanadas con David Broncano por insistencia de mi suegra. Poca gracia me hacía ver al sujeto ese, y cada vez que aparecía con el bombo mi mente sólo recordaba lo de "¡Coronavirus oé, coronavirus oá!" y me hubiera gustado coger el mazo del bombo e incrustárselo en la cabeza mientras le preguntaba cuándo pensaba pedir perdón a las 150.000 personas que murieron por la pandemia del Coronavirus, ese del que el señor Broncano y sus amigos hacían tantas bromas y se mofaban de los que intentaban alarmar a la población sobre lo que se nos venía encima. Pero nada ahí estaba el sujeto, sin ningún tipo de remordimiento y adorado por la gente que como mi hija mayor dice "¡Es que es muy gracioso!". Yo sigo sin verle la gracia la verdad.


Después de vuelta a casa fui consciente de que había cenado demasiado y ante mí se presentaba otra mala noche durmiendo que acabaría en el cuarto de baño vomitando gran parte de la cena. De un tiempo para aquí si ceno más de la cuenta mi cuerpo rechaza la comida y las visitas al amigo Roca son frecuentes. Así que esta mañana me he levantado, me he lavado la cara y los dientes, y después de hacer la cama, me he puesto el bañador, he cogido la toalla y las chanclas y he bajado a la piscina a darme el primer baño del año.



La ducha previa al baño en la ducha de la piscina ya me ha hecho cerciorarme de lo fría que estaba el agua. Comparada con la ducha fría de casa, la ducha de la piscina estaba un poco más fría, pero seguía siendo soportable. Una vez mojado me he dirigido a la piscina y la diferencia era mucho mayor. Nada más entrar en el agua por las escaleras de la piscina he comprobado que la intensidad del frío era mayor de lo que esperaba, cada paso que daba en la piscina se convertía en un desafío de frío y dolor, tenía la sensación de que me estuvieran clavando todo mi cuerpo con agujas. He entrado y salido tres veces de la piscina, y mientras volvía a entrar hacía ejercicios de respiración para calentar mi cuerpo y sacudía mis brazos y mis manos que se habían quedado entumecidos. 


La tercera vez que he entrado en el agua he comprobado como mi cuerpo empezaba a enrojecerse pero no por el calor, sino por el frío. Al salir el agua de la ducha de la piscina me ha parecido hasta caliente. Después de secarme y encontrar cierta sensación agradable fuera de la piscina, donde hacía más calor, he subido a casa, me he cambiado de ropa y me he ido a pasear con mis perras. Me he encontrado a gente abrigada con anoraks mientras yo iba vestido con pantalón largo y un polar. La sensación de calor que había era agradable. ¡Qué fría estaba el agua de la piscina! ¡Y que bendición poder superar este desafío auto impuesto!

 Ahora toca comer poco y dejar que mi cuerpo se recupere poco a poco de los excesos de las comidas y almuerzos navideños. Cuando bajaba hacia la piscina no ha habido ninguna duda sobre lo que iba a hacer, a diferencia de otras veces cuando las dudas asomaron esta vez he podido hacer algo sin ningún tipo de duda, ha sido como decimos por aquí pensat i fet.


Un buen comienzo para un año donde el único objetivo es volverse más fuerte en todos los sentidos.




martes, 31 de diciembre de 2024

Un Hombre desengañado

 

 

 

 

Último día del año cuando después de dos meses de unas frases reconcomiéndome la cabeza he decidido seguir adelante en un Camino que de alguna manera elegí, sin ser muy consciente de ello, mucho antes incluso de empezar mi travesía por el Arte Marcial del Aikido.


Mi elección por este Arte Marcial se debió a una serie de factores entre los que la suerte jugó un papel importante, ya que en mi elección buscaba un Arte Marcial que no estuviese limitado por la competición y que se pudiera practicar de verdad. Las múltiples peleas que había tenido en el colegio, en el recorrido de casa al colegio o las innumerables peleas con mi hermano me habían enseñado que en una pelea valía todo, ¡todo! y que saber pelearse era un Arte. De mis adorados tebeos de superhéroes y de mis amadas películas de acción aprendía que había que pelear sin titubear, que había que echarle cojones a las cosas y que había que saber cómo pegar hostias, y todo eso me llevó a buscar un arte marcial que no estuviera restringido por el esto vale, esto no vale.


¿Curioso, verdad? ¡Justamente el Aikido es un arte marcial para la paz!¡La ironía me sigue haciendo sonreír a día de hoy! Tardé como tres años en enterarme un poco de que iba esto del Aikido, para mí al principio consistía en saber proyectar o inmovilizar al compañero, saber caer, saber hacer esas caídas espectaculares, aprender a usar el bokken, el jo y el tanto y poco más. Toda la filosofía de O Sensei ni la entendía ni estaba dispuesto a compartirla, para mí esto se trataba de aprender a defenderme de los hijos de puta que me amargaban la existencia en el instituto, y aún así, un sentimiento de honradez y lealtad aprendido de mis padres me marcaba en el entrenamiento. 

 

Aparte del entrenamiento estaban las borracheras de fin de semana que empezaron a producirse a partir del segundo año de entrenamiento y que se prolongaron el tercero, haciendo del entrenamiento un quiero y no puedo donde el alcohol nublaba muchas de mis decisiones. Tras mi segundo coma etílico y habiendo dejado los estudios, estando en el paro y pensando sólo en la fiesta siguiente, una frase de mi hermano riéndose de mi barriga de alcohólico me hizo darme cuenta del desastre en el que había convertido mi vida.

  

 

 

A partir de ahí me alejé del alcohol, pero mentiría si dijera que fue para siempre, creo que lo más correcto es que aprendí a beber con moderación, pero el alcohol y las drogas siempre estaban presentes cuando salías de fiesta, aunque gracias a mis queridos tebeos y a mis héroes de acción el tema de las drogas lo vi siempre como algo que hacían los malos en las historias, Chuck Norris pateaba el culo a los yonkis así que yo no iba a ser menos. Pero aprendí que muchos conocidos amigos con los que salía de fiesta se ponían hasta el culo de todo, gastaban en un fin de semana más dinero del que me gastaba saliendo de fiesta todo el mes....¡el Vicio siempre es caro!¡Siempre! 

 

Empecé a entrenar con seriedad, y empecé a leer todo el material de Artes Marciales y filosofía oriental que llegaba a mis manos, amén de gastarme una pasta en mis tebeos de importación USA y las películas de Steven Seagal al que había convertido por aquel entonces en mi ídolo de acción número uno. 


Los años fueron pasando e hice grandes amigos de fiesta y de entrenamiento, trabaja una media de nueve horas y entrenaba una media de tres horas diarias Aikido, Judo y cualquier Arte Marcial que pudiera, el hecho era aprender y poder mejorar mi Aikido, siguiendo la idea del Sifú Lee de hacerte bueno en un Arte y perfeccionarlo con la práctica de otras Artes Marciales. Todo en mi vida giraba en torno a las Artes Marciales, pero como todo en la vida las cosas cambian, y cuando llegaron las primeras novias todo empezó a desdibujarse por un lado pero descubrí una parte de mi vida que había negado y que resultó ser maravillosa, aunque la primera relación seria fuese un puto infierno al lado de una chica con un Ego desmedido. 



La vuelta a los estudios, combinándolo con mi trabajo y mi entrenamiento de Aikido me proporcionó una visión mayor de mi entrenamiento, al mismo tiempo que sentía que por fin podía acabar lo que dejé de hacer años atrás. Creía que el título universitario me daría unas posibilidades mayores de encontrar un trabajo mejor, más remunerado y en el que pudiera desarrollarme como en mi Arte Marcial, pero nada más lejos de la realidad. Terminé mi carrera en cuatro años y medio trabajando, asistiendo a las clases de la UJI, entrenando Aikido y siendo padre, pero el final de mis estudios fue pasar por la oficina del rectorado y pagar por el título de licenciado. Ninguna oferta de trabajo para un joven padre licenciado que había demostrado esforzarse más que la mayoría de sus compañeros que alargaban innecesariamente sus carreras retrasando su entrada en la vida laboral, y así gracias a mi padre que me contrató en su trabajo seguí trabajando y pudiendo llevar dinero a mi casa. Un joven licenciado que barría las calles de Onda y los fines de semana iba a recoger la basura por la noche para ganar algo más de dinero. Ninguna oferta de psicólogo en Infojobs, nadie parecía querer a un licenciado en Psicología y en las entrevistas de trabajo que acudía o no me recibían o te decían "ya te llamaremos". Tantos años de esfuerzo para nada y encima para más inri el único trabajo de psicólogo que conseguí fue en un sindicato para supuestamente realizar unos cursos de formación que luego de la oferta inicial de más de veinte sólo se realizaron dos. 


Cansado de la hipocresía, de la falsedad de una sociedad donde valía más el aparentar que el ser una persona de provecho, volví a mi antiguo trabajo barriendo y recogiendo la basura en Onda, pero por azares del destino terminé trabajando en la misma empresa en Castellón cubriendo un puesto de encargado, un puesto que sigo desarrollando a día de hoy y que me ha permitido comprobar en mis propias carnes cuan cierta era aquella frase mi profesor de Psicología de las Organizaciones y Recursos Humanos acerca de que los mayores índices de maltrato laboral, discriminación laboral, mobbing se dan en la Administración o en empresa afines como la mía y encima amparados por ciertos sindicatos.


El vil metal corrompe a muchas personas, el poder corrompe, ya sea con dinero, con favores, con puestos de dirección, con el hecho de ser alguien importante frente a los demás, y sus efectos los sentimos aquellos ajenos a todas estas artimañas. De mis padres aprendí que al trabajo hay que ir a currar, que hay que ser honesto, responsable, que hay que poder mirarse al espejo todos los días, pero la Vida me ha enseñado que los mediocres, que las personas de mala fé prosperan y pisotean a las buenas personas. A menudo me he sentido estos últimos años al borde del abismo, al no poder más, al tener ensoñaciones con quitarme la vida para dejar de sufrir, al comprobar que ese mundo en el que creía y en el que los malos recibían su merecido no existe, pero por alguna razón me niego a dejar de pelear, la idea de rendirme no me hace ni puta gracia.


Muchas veces en estos años post universidad me he quedado solo, apartado de todo y de todos, tan sólo mi familia, mi mujer, mis hijos y mis suegros han estado ahí. Para el resto de la gente me convertí en un relato, en un recuerdo a veces incluso molesto. Pero también hay quién siempre me ha echado una mano y esas personas han sido dos Maestros de Artes Marciales, el Sifú Rafael Julián y mi Sensei de Aikido Fernando Valero. Gracias a ellos he podido seguir estos treinta y cinco años de práctica a pesar de que ese mundo mágico que conocí tiempo atrás murió hace ya muchos años.





Félix

 

El último mono

  "Hasta los huevos de estar siempre perdiendo"   Hacía tiempo de mi última reflexión por escrito, pero atrapado en este puto mund...