domingo, 19 de enero de 2025

¿Quién se acuerda de la tarta de cumpleaños de Alfred?

 


La Vida no deja de enseñarnos, querramos o no, estemos preparados para ello o no, la Vida siempre nos está enseñando algo. Es curioso que conforme vas cumpliendo años te vas dando cuenta que muchos de los sueños que tenías en tu niñez son totalmente distintos en tu vida adulta. Las lecciones que te enseñaban de crío sobre que el trabajo tiene su recompensa, aquello que si te portas bien te irá mejor en la Vida, pasado el medio siglo de edad descubres que son verdades a media, y en esa media verdad aparecen otros escenarios que de niño jamás hubieras imaginado. 

Cuando eres un niño sueñas con ser el protagonista de la historia, todos veíamos en el cine a Christopher Reeve haciendo de Superman y todos queríamos ser como él, queríamos ser Superman. Los personajes secundarios como Ottis, Jimmy Olsen, Perry White, eran actores de relleno en los que pocos parábamos la atención...¡el que molaba era Superman! En las películas de Batman sucedía lo mismo, todos queríamos ser Batman, luchar contra el crimen, salvar a la chica,ser el héroe de Gotham, Alfred, el comisario Gordon y el resto de policías eran el relleno de la historia de Batman. 

Así que creces con ese sueño, con ser el protagonista de la historia, pero después la Vida, poco a poco te va enseñando que no todos podemos ser los protagonistas, que el Destino de muchos de nosotros es terminar siendo uno de esos actores y actrices que rellenan la historia del o de la protagonista.



Estar en un segundo plano, saber que la historia que se narra no va de tí, que tu papel es estar ahí para darle más empaque a la historia del protagonista, no siempre es algo fácil de digerir, más si cabe cuando has puesto empeño en por lo menos ser protagonista de tu vida, pero como he citado anteriormente la Vida te enseña quieras o no.

¿Cómo terminas siendo Alfred?¿En qué momento pasaste se ser Batman a ser Alfred? Una difícil respuesta porque no es algo que dependa de un sólo factor, sino de varios factores y no necesariamente tienen que darse todos en un mismo periodo. Lo normal es que sea la suma de una serie de factores que se van produciendo diseminadamente en el tiempo, al principio pueden parecer casi imperceptibles, pero llega un día de esos en que todos esos factores se juntan y de pronto eres consciente de la situación en la que vives. La primera reacción es la más obvia y es preguntarte ¿Cómo he acabado aquí?¿En qué momento se torció todo y terminé siendo lo que soy? Miras hacia atrás sin encontrar una respuesta que te aclare algo, más bien, esa mirada al pasado se parece más a observar un banco de niebla que a otra cosa, todo permanece en una bruma y el presente te exige que cumplas con el papel al que has sido asignado.




¿Habrías hecho algo diferente de saber tu Destino?¿Habrías aceptado tu Destino sabiendo lo que te esperaba?¿Realmente crees que podrías haber cambiado algo? Esas preguntas están en tu cabeza pero la edad, el paso del tiempo y las experiencias vividas te han enseñado que no tenías opción. Tu personalidad se crea en tus primeros años de vida y una vez se crea nada en este mundo podrá cambiarla, ni nadie por mucho que se empeñe. Si decidiste ser un buen tío, si aprendiste que perseguir un Sueño a costa de los demás no iba contigo, si en algún momento del Camino entendiste que estar solo centrado en uno y en sus metas a tí no te convencía, que habían más personas alrededor y que alguien tenía que ocuparse de ellas, entonces tu Destino se fue sellando poco a poco, con cada experiencia vivida al lado de personas que luchaban por brillar, sin darse cuenta que su brillo ensombrecía la Vida de los demás.


La Vida y el Tiempo son dos grandes Sensei, no dejan de enseñarte, pero sus enseñanzas están más allá de lo bueno o lo malo. Algunos dicen que todo ocurre por un propósito y que es nuestro deber descubrir cuál es ese propósito. La verdad es que no lo tengo tan claro, tampoco soy ningún sabio o erudito, no me atrevo a decir que todo ocurre por un propósito, realmente no tengo ni idea. Lo único que he aprendido es a ser fiel a mi mismo, a saber que no todos pueden ser excepcionales, que algunos hemos decidido quedarnos en un segundo plano, trabajando, ayudando en lo que podemos y que nuestra única recompensa es la crítica constante sobre las cosas que no hicimos. Nadie valora nuestras acciones pero todos critican lo que se nos olvidó, lo que nos ordenan y no hicimos, lo que hacemos porque ¡Hay que ver, cómo eres!¡Te has embrutecido con el paso del tiempo!¡Antes no eras así!



Una vida de servicio sin ninguna recompensa,pero lo bueno es que descubres que no necesitas recompensas, al menos para tí. Cuando has sido testigo de las acciones del Ego, cuando has convivido con él, cuando has sido eclipsado por el Ego de los demás, descubres que tu mayor recompensa está en ayudar a los demás. Tú ya no importas, Tú estás ahí para lo que fuiste decidiendo todo este tiempo, Tú estás ahí para ayudar en lo que puedas, una vida de servicio sin ninguna recompensa. Te han triturado tanto que al final descubres que no quieres nada para tí, que tu éxito es ver como los demás consiguen lo que se proponen. 


A fin de cuentas eso es lo que significa ser un samurai, a fin de cuentas es lo que Alfred siempre nos enseñó. Celebras los cumpleaños de otros pero ¿quién se acuerda de la tarta de cumpleaños de Alfred?






Félix

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El último mono

  "Hasta los huevos de estar siempre perdiendo"   Hacía tiempo de mi última reflexión por escrito, pero atrapado en este puto mund...